Desde la localidad de Sant Feliu, el GR5 comienza su etapa 8 pasando junto a la iglesia y avanzando, poco a poco, hacia la salida. Mientras tanto, dejamos en el camino diversas casas de veraneo tras las que encontramos la carretera que nos conduce al Pico del Águila. El sendero discurre entre un bosque tupido de encinas que culmina en la encina de la Cruz, a una altura considerable y con buenas vistas.
Desde este punto, el GR5 empieza a descender por una zona de helechos y avellanos hasta que desemboca en un camino de cornisa que se dirige a Sant Miguel del Fai. Así, en este entorno, el sendero se encuentra con los ríos Rossinyol y Tenes, con caídas de agua de hasta 300 metros que podemos contemplar antes de continuar hasta el Cerro de la Ullar. Desde allí, observamos el paisaje del Vallés Oriental y Montserrat, Sant Llorenç del Munt y Collserola, al fondo.
El sendero comienza entonces a alejarse del despeñadero y, más adelante, alcanza las ruinas de la masía de la Ullar para continuar desde allí hacia San Pedro de Bertí. En este tramo, conviene prestar especial atención a las señales, algo dispersas hasta que el sendero se encuentra cerca de San Pedro. Entonces, con vistas a dicha localidad, el GR5 discurre hacia el Valle del Congost, bordeando el risco durante el itinerario.
Desde este punto, el sendero continúa con alguna dificultad en la señalización más avanzado el camino, por lo que conviene estar muy atento a las indicaciones. De este modo, culminamos la etapa en el pueblo de Aiguafreda, dando por finalizada esta parte del recorrido del GR5.