La etapa comienza en el kilómetro 22 de la carretera de la Sierra, a 300 metros del Centro de visitantes 'Dornajo', donde se encuentra el Hotel San José y junto al que comienza la pista de San Jerónimo. Por esta pista caminaremos durante 6 km de descenso hasta el río Monachil. Tras los primeros 20 minutos descubriremos el Camino de los Neveros, vía pecuaria que comunica Granada con las cumbres de la sierra, y que fue recorrido habitual hasta el siglo XX en los meses calurosos para la recogida de nieve del Veleta que luego se vendería en la ciudad.
En el kilómetro 3,3 vemos un cruce cuyo camino izquierdo nos conduce al Convento de San Jerónimo, situado junto al cortijo con el mismo nombre que, durante el siglo XIX, fuera lugar de encuentro de reconocidos botánicos como Pierre Edmond Boissier o Hienrich Moritz Willkomm. Nosotros, no obstante, tomaremos para continuar el itinerario el camino de la derecha hasta el río Monachil. A lo largo del descenso visualizaremos la otra vertiente del río por la que continuaremos más tarde.
Dejamos a nuestra derecha el Cortijo de Diéchar y, en seguida, llegaremos a un cruce. Abandonamos la pista que continúa en ascenso a la zona del Purche y, a la izquierda, tomamos un carril que, tras cruzar una cerca ganadera, atraviesa el río Monachil. El cauce de este río, que nace en el pico del Veleta, es utilizado habitualmente como pista de esquí, y durante gran parte de su trayecto se puede visualizar la estación invernal de Sierra Nevada.
Según cruzamos el río tomamos inmediatamente a la izquierda el carril del Robledal de la Mojonera, que trascurre paralelo al río y que seguiremos durante 4 km. Al inicio de este tramo pasamos una cadena donde, si nos fijamos con atención, encontramos a su derecha un manantial de agua donde poder abastecernos. Caminamos entre arces, majuelos, durillos e hiniestas y, pasado el Barranco de la Mojonera, comenzamos a ver labores pobladas de robles donde el ganado pace libremente. Zigzagueando damos con la vista al Barranco de Manuel Casas, en su confluencia con el Monachil y, más arriba, asoma de nuevo el Barranco de la Mojonera donde con paciencia y sigilo podemos coincidir con el íbice ibérico o el águila real. Finalizado el carril descubrimos los restos de una antigua extracción de serpentina, un mineral de color verde empleado en ornamentación.
Tras atravesar la cerca de ganado, y sobre la corraleta, subimos la vereda pegada al río que nos conduce a una zona rocosa, donde encontramos una era abandonada y un aprisco. Seguimos la vereda paralela al río, cruzamos un riachuelo con varios majuelos y, después, una senda que trascurre pendiente entre dos arroyos. Dejamos atrás los últimos robles de la cabecera y pasamos por una corraleta entre el piornal, hasta alcanzar, después de un fuerte desnivel, la vereda procedente de la estación de esquí de Pradollano.
Continuamos por la derecha del sendero y atravesamos prados ganaderos donde pastan vacas y caballos, hasta el Cerro del Mirador donde podemos contemplar el valle de Monachil. En seguida encontraremos ejemplares silvestres de pino autóctono de gran porte, así como toda clase de plantas aromáticas y, en pocos minutos, estamos en el Collado de Matas Verdes. Tomando la vereda de la izquierda descendemos a través de un denso pinar, acompañados por el canto de numerosas aves como el herrerillo, el pinzón o el carbonero de garrapinos. Durante este descenso de 1,5 km aproximadamente hasta la Cortijuela podremos vislumbrar el Pico del Trevenque.
Llegados a la casa forestal de la Cortijuela encontramos a su lado el Jardín Botánico, desde donde podemos tomar la pista forestal que desciende al pueblo de Zubia (a 14 km) y donde encontramos representada toda la flora de los distintos tramos del Sulayr.