Esta segunda etapa parte de la Casa Forestal de la Cortijuela, donde tomamos la pista forestal que asciende, entre pinares y vistas al pico del Trevenque, hasta el Collado Martín y que, a partir de aquí, nos permite descender hasta el valle del río Dílar. A los 3,3 km de recorrido alcanzamos el Collado Chaquetas y encontramos apriscos ganaderos y cortijos. De aquí tomamos una vereda que desciende al río por unas barranqueras de launa y gira a la izquierda hasta el dique con escala truchera del río Dílar.
Tras cruzar el río por un puente continuamos por la derecha paralelos al cauce durante doscientos metros, e iniciamos la subida por la Dehesa de Dílar. En unos minutos encontramos una bifurcación: el camino de la derecha llanea por la umbría, y el de la izquierda continúa ascendiendo. Tomaremos el segundo.
El territorio que descubrimos a la subida, recuperado por el piornal y el robledal, nos revela una pasado agrícola reciente con cortijos en ruinas, apriscos y hoyos de papas, entre otras huellas de labor humana. Y si volvemos el rostro veremos unas magníficas vistas del valle de Dílar y el pico del Trevenque.
A los 6 km de recorrido, y a una altura de 1980 m, alcanzamos unas ruinas de corraleta de ganado en un rellano entre piornal, donde el sendero gira a la derecha para más tarde descender a media ladera por la Loma de Peñamadura. En este descenso podremos gozar de las vistas panorámicas de la baja montaña de Sierra Nevada, los Alayos de Dílar y el Trevenque.
Al pasar un portillo de ganado, el Sulayr gira hacia el sur. Cruzamos la loma y dejamos, a la derecha, un camino que desciende hacia el Collado del Pino. Estamos en el límite de los términos de Dílar y Dúrcal, dos municipios cuyos nombres bautizan dos recorridos fluviales que terminarán su viaje en diferentes mares: el Atlántico y el Mediterráneo. El sendero continúa por la comarca del valle de Lecrín.
En el kilómetro 8,6, la vereda se asoma al río Dúrcal, que cruzaremos por el portillo de madera y descenderemos por la solana de un encinar donde también encontraremos arbustos espinosos, escobones e hiniestas. Estamos en territorio de trasiego del cernícalo el águila real, el jabalí y el zorro. Descendiendo en diagonal, y antes de llegar al río, atravesamos una zona de antiguos cultivos que hoy sirve de pasto para el ganado. Dejando atrás esta era, nos adentramos por el encinar con mucho cuidado debido a los cortados. Descendemos a un carril abandonado, por el que seguiremos sólo doscientos metros, hasta tomar la vereda del puente a la izquierda.
Cruzamos el río por el puente en la Toma del Canal y continuamos por el sendero en llano cien metros hasta una pista, por cuyo trazado izquierdo seguiremos durante 9 km, salvando un desnivel de 400 m, hasta el final del tramo. Ascendiendo por la pista en zigzag descubriremos varios ejemplares de tejos centenarios, si nos asomamos en una curva al Barranco del Caballo. Cerezos, mostajos, robles, majuelos y abedules son sólo algunas de las sorpresas que saldrán a nuestro paso por el camino.
Al alcanzar el paraje de Fuente Fría, tras varios cruces y un portillo de ganado, encontramos una bifurcación. Dejamos a nuestra derecha la pista que desciende al pueblo de Nigüelas y ascendemos en dirección a la Loma de los Tres Mojones, a la que llegaremos tras cruzar laAcequia de los Hechos y las ruinas de los Cortijos de Echevarría. Ya desde la loma podremos vislumbrar el Cerro del Caballo, así como la Rinconada de Nigüelas.