21 de noviembre de 2014. Partimos cuando aún no ha amanecido. Es temprano, pero nos esperan otros 30 kilómetros de ruta, así que merece la pena el madrugón. Antes de salir de Los Martínez del Puerto pasamos por el caserío y la ermita de Campuzano, muy coqueta.
Siguiendo por la carretera algo más de un kilómetro nos desviamos a la izquierda por la vía pecuaria que nos ha de situar, tras unos 6 kilómetros, en la autovía del Mar Menor, que cruzaremos para seguidamente doblar a la derecha y pasar delante de unas naves. Bordearemos la última de ellas en un giro a la izquierda que nos lleva a la Cañada Honda, a los pies del Parque Regional de El Valle.
Comienza el ascenso, y este primer tramo está muy deteriorado; es suelo arcilloso muy propicio a sufrir destrozos a causa de la lluvia, y estos días de atrás ha caído bastante agua por la zona. Lo cierto es que hay socavones enormes por todo el camino.
Llegamos a la ermita de Lo Pareja. Su estado ruinoso potencia el aire decadente de la zona: plantada en medio de la nada, cercana a diversos caseríos, también en ruinas, representa un tiempo pasado dedicado a labores agrícolas y de pastoreo, como evidencian los recintos para recoger el ganado que se ven por el entorno.
Nosotros seguimos, y persiste la sensación de decadencia al dejar atrás cortijos, caseríos y casetas de labor abandonados. Aquí el GR 250 comparte trazado con el PR-MU 23.1 Variante por Vereda de Villares. En unos minutos llegamos a la venta de El Puerto, donde pararemos a almorzar y tomar un café que nos recargue para cruzar la sierra.
Ahora vamos paralelos a la autovía. Toda esta zona la conozco bien, pues la he caminado muchas veces, al vivir aquí al lado. En el descenso alcanzamos el túnel que a la izquierda cruza la autovía en dirección al Majal Blanco. Aquí soltamos el PR-MU 23.1 y se nos une el más que recomendable PR-MU 23 Sendero de Antonio Pérez Nortes, que enlaza, tras 25 kilómetros, el Cabezo del Alto en el Majal Blanco con el Collado de los Ginovinos, en el Puerto del Cabezo de la Plata.
Pero nosotros seguimos en dirección a Caravaca de la Cruz, y en este punto de conexión iniciamos el ascenso más pronunciado. La pista es cómoda. Me encuentro con un hombre y su perro, y charlamos unos minutos. Ha hecho parte de la ruta, pero en fases distintas y sin terminarla. “Algún día”, me dice. Nos despedimos y sigo la marcha. Es viernes y no hay casi nadie por aquí. Sigo cuesta arriba.
Justo antes de las Canteras del Feo nos separamos del PR-MU 23, yéndonos a la izquierda por un agradable camino que nos sacará en unos centenares de metros a la pista del Cerro de las Columnas. Durante unos metros andaremos por el PR-MU 21.1 Variante por la Senda de las Columnas del sendero Veteranos 92, que parte de La Alberca y llega a la Cresta del Gallo.
Dejamos el PR por una pista de umbría preciosa que recorreremos hasta su desembocadura en la pista forestal que parte del Albergue de La Alberca y sube hasta El Relojero, el Camino de los Puros y la Cresta del Gallo. Para entonces ya vendremos junto a otro sendero de pequeño recorrido: el PR-MU 22.1 Variante por el Sequén al Cerrillar. Otra preciosa ruta que nos lleva hasta El Relojero, eso sí, con un ascenso bastante exigente, pues sube casi verticalmente.
Llegados a la pista, que cruzamos un par de veces, nos separamos finalmente de ella desviándonos a la derecha por un camino con barrera por el que descenderemos, primero de forma suave, luego más brusca, hasta que desembocamos en un camino. Aquí giraremos a la izquierda hasta salir a la Carretera del Valle. Este breve tramo es paso del PR-MU 22 Umbrías de Santo Ángel, recomendabilísima ruta que asciende fuertemente hasta el Mirador de las Navetas.
Una vez en la Carretera del Valle giramos a la derecha, aunque si nos apetece, a escasos metros tenemos, a la izquierda, el Eremitorio de la Luz, muy pintoresco, en medio del monte. Nosotros ya vamos en busca del Santuario de La Fuensanta, emblemático de la ciudad de Murcia por albergar a su patrona. Llegamos después de un tramo de asfalto, pero está cerrado, así que sólo me detengo unos minutos a hacer alguna foto y disfrutar de la panorámica de Murcia que ofrece el lugar. Sigo bajando hasta Algezares.
En el cruce con semáforo que hay en el centro de la pedanía giramos a la izquierda, en dirección al inicio (o fin, según se mire) de la Costera Sur. Poco a poco nos vamos acercando a la capital, y tras pasar el Reguerón (llamado río Sangonera, o río Guadalentín en su comienzo) cruzaremos el Barrio del Progreso, Santiago el Mayor y Buenos Aires hasta desembocar en el Jardín de Floridablanca. Lo bordeamos para cruzar por el puente viejo hasta el Ayuntamiento y la Catedral, donde se da por finalizada esta etapa.
Yo, sin embargo, la voy a alargar unos kilómetros, ya que tengo una mejor opción de alojamiento que descansar en algún hotel o pensión del centro, así que voy a comenzar la tercera etapa, que transita junto al río Segura conectada al GR 127. Llegado al puente del Rincón de Seca, cruzo y me dirijo a casa de mi señora madre, sin duda el mejor albergue del mundo. Han sido algo más de 30 kilómetros, con bastante calor a última hora, y el esfuerzo que supone atravesar el Parque Regional El Valle.
En casa me espera un buen plato de sopa y cuidados maternos. No puedo pedir más.