Descubriendo el GR-223 con Estrella Pons.
Una de las cosas mejores que está ocurriendo en nuestro proyecto es la conexión con gerreristas por España. Esto nos permite compartir con ellos una experiencia de un fin de semana en autosuficiencia, enseñarnos mutuamente las bondades del GR elegido, e intercambiar experiencias vividas y sufridas durante su realización.
Este fin de semana, me ha tocado volar hasta Menorca para introducirme con nuestra gerrerista Estrella Pons en el GR 223 Camí de Cavalls, o Camino de los Caballicos, como terminé denominando al final de las jornadas.
¿Qué decir del GR? Precioso e inolvidable; una experiencia mística de verdad. Ese paisaje desolador entre verde y mar, las aguas cristalinas y los pinos queriendo bañarse.
Estrella se portó de una manera extraordinaria. Primero porque su simpatía hizo del viaje un verdadero placer; y luego porque la selección de las etapas fue lo más correcta posible. No fallamos en tiempo ni en lugares que visitar. Tuvimos tiempo para reírnos y ponerle nombres a todas las cosas, como a la playa de Playa de Binimel·là que para mí fue denominada «ben y toca me la», o la playa de los barriles a la que le añadimos la leyenda de su nombre; playa donde los piratas guardaban los barriles de ron. Así nos fuimos riendo y compartiendo experiencias sobre los GRs que cada uno había realizado.
Estrella nunca había realizado autosuficiencia así que decidimos hacer vivac por la zona de manera sostenible y sin perjudicar el precioso ecosistema que dispone la isla.
La noche fue fantástica y descubrimos un cielo excepcional. Sin contaminación lumínica alguna vimos las estrellas más cerca que nunca, y alguna fugaz que otra. También Menorca nos obsequió con su regalo hermoso que permite tener una isla verde: la humedad. En la noche aparece la humedad y el vivac se hace casi imposible o bastante incómodo. Aun teniendo aislantes y fundas, al día siguiente apareció todo mojado como si hubiéramos lavado las cosas en una lavadora.
Aprovechamos para hacer el desayuno y que se secara en parte el material (saco, esterilla, suelo, etcétera). Y nos dispusimos a andar en el último día de la experiencia.
Un sin fin de contrastes nos enamoraban a cada paso en esta isla: acantilados, llanuras separadas por muros secos, ovejas pastando, el faro indicando el final del camino. No puedo decir más; es un lugar increíble, con unos paisajes inolvidables.
El Camí de Cavalls, o Camino de los caballicos, se merece un lugar entre los mejores GRs de España. Un camino perfectamente señalizado, con unas etapas muy bien distribuidas y pensadas a la perfección para el senderista menos profesional. Lo único que puede aconsejar este que escribe es que no se realice en verano ni épocas de calor. La sombra es un bien escaso en muchas zonas de la isla.
Sr. Albaladejo, el Camino de los Caballicos ¡¡¡no existe!!! pero aún así, fue un placer compartir ‘mi’ GR contigo, aprender de ti, disfrutar de tu compañía y reinos a cada ocurrencia de rebautizado que se te venía a la cabeza… Cala Barril ha ganado muchos puntos tras tu visita 😀
A ver si la próxima aventura podemos hacerla con el resto del equipo.
En breve, mi visión del finde 🙂
¡Gracias por tu tiempo y tus consejos!
fue un placer compartir la experiencia contigo y enseñarte a lavarte los pies en la playa jajajajaj. Deseando ver tu punto de vista de la experiencia