Última etapa del GR 7 por la Región de Murcia, que (igual que la anterior) discurre enteramente por el Término Municipal de Moratalla, ése tan verde y montañoso que no parece Murcia.
Las previsiones dan lluvia, pero cuando salgo de la casa rural no ha caído una sola gota en toda la noche. El cielo se ve cubierto, pero no me importa, voy preparado en caso de que caiga agua.
La sensación de caminar a punto de lluvia es maravillosa, y como únicamente tuve que utilizar el chubasquero los últimos 5 kilómetros, la mañana fue inolvidable.
La salida de Calar de la Santa se hace por el sur, por una decidida bajada. Pasada una fuente debemos girar a la izquierda (no encontré señal en este sentido de la marcha, al contrario sí) para reincorporarnos a la carretera unos metros más adelante, esta vez para cruzarla y tomar un camino de tierra.
La urgencia de repintar este GR se hizo patente algo más adelante, en un cruce en forma intermedia de T e Y. Tomé la decisión correcta al girar a la derecha, pero no encontré señales en ninguno de los posibles sentidos. Sólo una marca de continuidad a un kilómetro de distancia aproximadamente me hizo respirar tranquilo.
Enseguida comenzará un pronunciado descenso hasta Arroyo Tercero. El entorno serrano dota a este tramo de una gran belleza; también los distintos cortijos aportan encanto. En breve estamos abajo, junto al modesto discurrir del arroyo entre chopos.
Salimos a la carretera de El Sabinar a Nerpio junto a un complejo residencial en aparente desuso. A pocos metros abandonamos la carretera para desviarnos a la izquierda por una pista de asfalto que seguiremos hasta Cañada de la Cruz. 23 kilómetros sin dudas ni posibles pérdidas.
Al principio pasaremos por un impresionante estrecho rocoso, siguiendo el mismo arroyo y contemplando abrigos en alto para el ganado. Este lugar es precioso.
Más adelante veremos varias viviendas dispersas junto a huertas de consumo propio. Estamos a punto de vadear la Rambla de la Rogativa (ojo a los resbalones), tras la cual acaba el asfalto y empezamos a pisar tierra.
En un par de kilómetros alcanzamos un área recreativa con fuente de agua. Aquí tuve el honor de ver tres pequeños ciervos que huyeron en cuanto notaron mi presencia.
A menos de 3 kilómetros se encuentra la Ermita de la Rogativa (siglo XVI), uno de los mayores alicientes de todo este GR 7, no tanto por la arquitectura o la historia de la misma, sino por su enclave, y sobre todo por sus guardianes. Se trata de una pareja de octogenarios, Concepción y Alonso. Tener el placer de conocerlos es como viajar en el tiempo. Para mí guardo los detalles y anécdotas de un encuentro que supuso, sin duda, lo mejor de toda esta semana de travesía. Sólo diré que no pases de largo y te entregues a este emplazamiento anacrónico.
A todo esto sólo llevo andados 13 kilómetros, por tanto me faltan 23 para acabar el día. La hora que he permanecido aquí no ha supuesto ninguna pérdida de tiempo, pero debo marcharme. Estamos a más de 1100 metros de altitud, a los pies de Revolcadores, y amenaza lluvia. Repito: ¡qué agradable es caminar así!
Comienza el tramo más tedioso de la etapa. Es cierto que estoy en pleno Valle de la Rogativa, entre montañas y una buena masa forestal, pero un camino de tierra siempre es menos divertido que una senda. El rutómetro se limita a dar referencias puntuales de lugares concretos: un cortijo en ruinas por aquí, el desvío a tal aldea más adelante, etc.
Un buen rato después me encuentro haciendo una prolongada ascensión que culminará en Puerto Alto, a 1518 metros sobre el nivel del mar. Es este punto el de mayor altitud de todo el GR 7 en la Región de Murcia, y no nos vamos a engañar, uno llega aquí casi jadeando.
Desde aquí parte un buen sendero hasta las cumbres de Revolcadores y El Obispo, techo de Murcia. También aquí volvemos a pisar asfalto. En unos 7 kilómetros arribaremos a Cañada de la Cruz. Ahora empieza un cómodo descenso.
El paisaje empieza a modificarse a nuestros ojos, pasando de la típica acumulación de pinos a los extensos campos cerealistas moteados de bellas encinas. A finales de abril (es día 29) las distintas parcelas verdean de espigas. Un año después aún tengo muy viva esa sensación de comunión con el paisaje, ese vínculo emocionante entre el caminador solitario y el entorno. En mi retina y en mi archivo mental queda este día como uno de los más especiales de todos los vividos como senderista y gerrerista.
La lluvia, aunque fina, es persistente, por lo que debo parar a colocarme el chubasquero. Me rodean campos, atrás queda Revolcadores y me aproximo a Cañada de la Cruz, una tranquila aldea que limita con la provincia de Granada.
De repente, tras una curva con cambio de rasante, aparecen las casas de la pedanía moratallera. Sin embargo no es aquí donde finalizan mis pasos: debo llegar a la frontera con Andalucía.
De modo que sigo las indicaciones del rutómetro, que me pasean frente a la bonita iglesia para salir del núcleo poblacional por un tranquilo camino de tierra. De nuevo estoy acompañado de campos de cereal, así como de almendros. En los 3 kilómetros que me restan de GR encontraré fincas, almacenes de labor, rebaños y corrales de ovejas, y una curiosa casa con un vistoso cañón apuntando al cielo, otro de los puntos de interés de esta etapa de hoy.
Bajo la tenue lluvia, entre barro, bruma, un verde vivo y oscuro mezclado con el color marrón anaranjado de una tierra saludable y fértil, alcanzo el monolito conmemorativo de este GR 7. Para mí, que he visto este punto mil veces en las distintas guías de senderismo de la zona, estar aquí es muy especial.
No me resisto a continuar unos metros, a pisar Andalucía y desear muy fervientemente seguir este sendero hasta Tarifa. No puede ser. De hecho es hora de volver a Cañada de la Cruz desandando los 3 kilómetros que me separan de allí.
Una reparadora comida precede al descanso en la Casa del Molino de la Cañada, situada junto al bar y restaurante.
Es viernes, son las cuatro de la tarde y no vendrán a recogerme hasta el día siguiente a mediodía. ¿Qué hacer en todo este tiempo? Por la tarde, descansar; al día siguiente empezaré el GR 7.1, que conecta con Moratalla pasando por Caravaca. Será como un Bonus Track.
FICHA TÉCNICA:
FECHA REALIZACIÓN: 29 de abril de 2016.
RECORRIDO: Calar de la Santa (Moratalla)-Collado Almacilón (límite autonómico Murcia-Andalucía).
DISTANCIA TOTAL: 37 kilómetros (aprox.).
TIEMPO: 8 horas.
DESNIVEL: 600 m. positivo (aprox.).
DIFICULTAD: Media.
INTERESANTE: Caminar entre sierras a punto de lluvia; Arroyo Tercero; el estrecho rocoso previo a la Rambla de la Rogativa; la Ermita de la Rogativa, visita obligada; Puerto Alto; el descenso a Cañada de la Cruz entre campos de cereal; Cañada de la Cruz; la Casa del Cañón; el monolito conmemorativo del GR 7 en el Collado Almacilón.
RECOMENDACIONES: Llevar agua y algo de comida. Aconsejable de septiembre a mayo, evitando los meses de mayor insolación.
MÁS INFORMACIÓN: Senderos GR.