Una vez más, desde la Asociación Nacional de Gerreristas nos hemos puesto en contacto con la Fundación Miguel Hernández, promotora del Sendero de Gran Recorrido GR-125 Senda del Poeta. Nos hemos ofrecido de manera totalmente voluntaria, a colaborar con ellos en la restauración de una parte o de la totalidad de esta ruta. Y una vez más hemos vuelto a recibir buenas palabras que se ha llevado el viento.
A mediados de Noviembre de este año, desde la Asociación nos pusimos en contacto con el presidente de la Fundación Miguel Hernández para ofrecer nuestro trabajo desinteresado, con el fin de recuperar el Camino Hernandiano. Su presidente muy enfadado, no con nosotros, sino con la Federación de Montaña de la Comunidad Valenciana (FEMECV), nos comunicó que habían recibido un documento de ésta, advirtiendo del mal estado en que se encuentra este sendero. Y que disponían de seis meses de plazo para restaurarlo, o procederían a su deshomologación definitiva. Después de tratar de calmar los ánimos, nos ofrecimos a colaborar de manera totalmente altruista en la recuperación. El presidente de la Fundación nos expresó que “llegábamos como agua de mayo” y que trasladaría a la junta rectora nuestro ofrecimiento para llevar a cabo dicha faena. Y desde entonces, al igual que en las otras ocasiones, no hemos tenido más contacto.
Desde la Asociación Nacional de Gerreristas no tenemos más remedio que enchufar el aspersor y empezar a repartir responsabilidades a unos y a otros. En primer lugar a la Fundación Miguel Hernández y a todos los palmeros que la acompañan (Universidades, Generalitat, Ayuntamientos, etc.) por haber abandonado el sendero y que ahora su restauración tenga un coste tan elevado que casi no merezca la pena semejante faena. Porque sí, es cierto que el estado del camino es terrible.
Por otro lado, a la FEMECV, porque si las revisiones sobre el estado de los senderos se limitan a una cada 10 ó 15 años… Los gerreristas podemos estar tranquilos… Y sí, hemos pretendido ser irónicos.
Una verdadera pena. Por estas tierras es desgraciadamente habitual crear grandes infraestructuras, como este camino y luego olvidarse de ellas hasta su total abandono. Dentro de unos años saldrá alguna pequeña reseña en cualquier periódico local, recordando este y otros intentos de vertebrar la región para las personas y no para los coches o las máquinas y nos lamentaremos de lo que dejamos perder por desidia.
Son muchos los parques urbanos olvidados, las plazas en las ciudades que no tienen mantenimiento, los senderos con señalización caída o arrancada y nunca repuesta…
Entre el vandalismo de una parte de la sociedad que no entiende de límites en su comportamiento y la dejadez de los responsables de cuidar y mantener lo que es de todos, terminaremos por pasear entre escombreras ilegales, caminos derruidos y campos arrasados.