Como todos los veranos, los miembros más activos de la Asociación Nacional de Gerreristas dedicamos parte de las vacaciones a revisar in situ determinados senderos de la geografía nacional. En esta ocasión, le tocó el turno al GR 190 – Altos valles ibéricos. Y una vez más tuvimos la ocasión de cruzarnos en nuestro camino con refugios cerrados. ¿Hasta cuándo? ¿Tiene alguien algún plan para estos recursos?
Revisando el estado de conservación de este sendero, como abuelos a pie de obra, nos pusimos a criticar esta situación durante parte del recorrido de la etapa. ¿Para qué sirve un refugio que tiene sus puertas cerradas? Por nuestra experiencia y por la relación cada vez más estrecha que tenemos con diferentes administraciones, queremos denunciar este abandono de un recurso muy útil, que una vez más dificulta nuestra práctica deportiva. Ya no basta, cuando un senderista prepara una o varias etapas, con conocer el desnivel, recorrido, distancia, problemas, etc.; también es necesario saber quién es el titular de los refugios, saber si va a estar dispuesto a abrirlos, o no, así como obtener el máster en meteorología para conocer el tiempo a varios días vista, con el cual poder decidir si será necesario disponer de ese servicio o, por el contrario, no lo será. No hablemos del mantenimiento, donde a menos que exista una concesión, no se practica. Dediquemos estas líneas simplemente a demandar un plan para los refugios. Mantener un refugio abierto puede marcar la diferencia entre aventura y calvario, más si cabe con un tiempo tan cambiante como es el de las montañas.
La traca final se la podemos dedicar a esos ayuntamientos que antes de darte las llaves quieren conocerte, o te piden que bajes a la localidad para que las recojas a quien sea. Gestores, como sabrán, un refugio no solo sirve para dormir resguardados, también es una protección frente a cambios repentinos de tiempo o incluso como protección frente al solano inmisericorde del verano. Más adelante, en otra publicación hablaremos de fórmulas de mantenimiento de los refugios y el “agujero” que puede suponer a las arcas municipales dedicarle 5 minutos a la limpieza y mantenimiento de los mismos.