Recientemente tuvimos un debate algunos miembros de SenderosGR sobre el tema de las represas y su papel en el ecosistema y la vida humana. Hay quien argumentaba, no sin razón, que en ciertas zonas sería muy difícil o imposible la vida como la conocemos si no se emplearan las represas para capturar agua dulce. Por alguna razón me acordé de aquella vieja cantinela que nos soltaban de niños acerca de los escasos méritos de la Dictadura: «Lo mejor de Franco fueron los pantanos». Claro que luego descubrías que fue Miguel Primo de Rivera quien, unas décadas antes, comenzó el ‘plan’ y hasta luego Lucas.
La cosa es que es verdad que las represas son útiles. Pero lo que debemos plantearnos siempre no es la utilidad de las cosas o acciones que ponemos en marcha. El napalm es muy útil para alimentar lanzallamas eficaces, pero ojo… En los países con grandes planificaciones hidráulicas, la vida es relativamente fácil en lo que al acceso de agua se refiere. Por muchas sequías que haya, en Murcia puedes ducharte el día y la hora que te venga en gana. Incluso abrir un grifo y dejar correr el agua indefinidamente, siempre que tu bolsillo soporte las tasas que luego debes abonar cuando te llegue la factura.
Pero este capricho humano de vivir donde nos da la gana y de disponer de los recursos cuando nos apetece, no sale gratis al medioambiente. Las represas constituyen una de las principales causas directas e indirectas de pérdida de millones de hectáreas de bosques, abandonadas bajo el agua y en lenta descomposición, lo que provoca la emisión de gases de efecto invernadero debido a la putrefacción de la biomasa. Las represas son además la principal razón de que cerca de 1/3 de las especies de peces de agua dulce del mundo se hayan extinguido, o estén en una situación muy vulnerable.
«Sí, sí, sí. Todo eso está muy bien, pero entonces ¿qué hacemos? ¿dejamos de vivir?» nos podréis preguntar algunos. Aunque nos seduce la idea de contestar que sí, porque si algo sobra en este planeta son humanos, y no digamos humanos con planteamientos dicotómicos tan obtusos, tomaremos aire para responder que la clave no está en vivir o morir, sino en vivir de otra manera, en consumir los recursos y en acceder a ellos de otra manera. Si eres de los que vive en este mundo feliz con tu iphone, tu portátil, tu conexión wifi, tu piso bien apañado, tu armario ropero bien completito y todas las comodidades que te ofrecen la vida occidental y la miseria oriental, entonces no te saciará nuestra respuesta. No clicarás en el link de abajo para ampliar tus conocimientos sobre los efectos de las represas en el ecosistema, no te moverás para ver qué puedes hacer para mejorar tu huella ecológica. Sonreirás irritado, con la boca torcida, por el tiempo que te hemos hecho perder por leer esta arenga de unos descerebrados ecologistas y te largarás para no volver. ¿Y sabes qué? Nos habrás alegrado el día.
Más información:
– Impacto y consecuencias de las represas, por Gustavo Castro Soto.
– Grandes represas en América¿Peor el remedio que la enfermedad? Publicado por AIDA. 2009.
aquí lo dejo https://www.youtube.com/watch?v=p1x6rxERz-A
El problema es siempre el mismo, que el ser humano se cree con derecho de modificar su entorno para su conveniencia y ahí es cuando la fastidiamos.
Hablo desde mi realidad… para que una isla sea habitada necesita disponer de agua y comida. Es así de sencillo.
En el momento en que alguna de estas dos premisas falte, la isla se abandonará ya que la vida no será viable en ella.
Pongamos que existe comida y agua.
La población aumenta… se consolida… pasan, digamos, 4.000 años… y empiezan los problemas con el agua.
Error: superpoblación de la isla, considerando, erróneamente, que la misma tenía recursos ilimitados, unido al uso y abuso durante muchos años de las reservas naturales.
Solución: o se frena la población que la habita o se toman medidas para solucionar el problema.
Acciones:
– La población no puede frenarse, por intereses económicos la mayor parte de las veces.
– Creación de infraestructuras artificiales que solucionen el problema.
– Si eso no fuera posible o viable, empieza el racionamiento del agua.
– …
Nada tiene que ver esta realidad con la de Murcia que se menciona en el post.
Nada tiene que ver con el interés económico de las represas que quieren construirse en la Patagonia.
Nada tiene que ver con la situación de un pueblo de alta montaña que depende principalmente del agua del deshielo, por ejemplo.
Resumiendo, no a cualquier macro construcción que modifique el medio ambiente para solucionar un problema que hemos creado nosotros.
No a generalizar una situación sin dedicarle un tiempo a conocer las particularidades de cada situación, los pros, los contras, la realidad, las opciones, las ventanas y desventajas de una u otra solución.
Hemos hecho las cosas mal durante mucho tiempo, es hora de empezar a hacerlas bien, con cabeza, sentido común y estando abiertos a la realidad de cada lugar.
Seamos sensatos, seamos inteligentes.
No vivimos en un entorno con recursos infinitos.
Todo lo contrario son finitos y valiosos.
Seamos cautos al hacer uso de ellos.
Posiblemente abandonemos este mundo y no hayamos tenido problemas, pero… ¿realmente queremos dejar los marrones a las generaciones futuras?